Publicado en Crónica el viernes 10 de Octubre de 2008
El pasado 3 de octubre, Acción Nacional presentó una iniciativa para reformar el artículo primero de la constitución de Guanajuato, en la que agregan un párrafo que a la letra dice: “Para los efectos de esta Constitución y de las leyes que de ella emanen, persona es todo ser humano desde su concepción hasta su muerte natural”.
La propuesta, calificada como ley antiaborto, es parte de una campaña orquestada desde el partido de la derecha y la Iglesia católica a partir del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación —el pasado 28 de agosto— la cual resolvió la constitucionalidad de las reformas aprobadas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal sobre la interrupción legal del embarazo.
La iniciativa necesita, además de los 23 votos del PAN, tres sufragios más para que sea aprobada por el pleno del Congreso local. Los diputados panistas han declarado que van a establecer negociaciones a cambio de otras prerrogativas, en particular con la fracción priista, pues este proyecto ha generado división entre los diputados del PRI, al punto que han reemplazado al coordinador de su fracción parlamentaria.
Ante este lamentable escenario no me queda más que puntualizarle dos cosas a l@s diputad@s de esas dos fracciones parlamentarias: 1) Los derechos y libertades de las mujeres no están a negociación y 2) Si el Partido Revolucionario Institucional es verdaderamente
socialdemócrata, debe demostrarlo en los hechos, no sólo en sus membretes estatutarios.
La propuesta panista y su alianza con la Iglesia católica, violenta los principios del Estado laico y pone en evidencia su práctica discriminatoria contra las mujeres, pues no las reconoce como sujetos de derecho y las obligan a ser objetos de procreación, atropellando su
autonomía y su derecho a la privacidad.
A las mujeres de nuestro país les digo, inspirada en una frase de Allende: Mujeres más temprano que tarde, andaremos juntas por las grandes alamedas de la libertad.
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